“En lo que hacemos cuestión
fundamental es que la acción directa popular ejercida a nivel de masas es
definitoria. Porque esta acción directa,
esta lucha crea conciencia, este nivel popular de la acción directa, de la
lucha de masas, crea conciencia en los militantes, por una parte.
Permite acumular fuerzas
realmente, fuerzas reales que se forjan en la peleas y no en permanentes
repliegues supuestamente tácticos; no debilidades sino fuerzas reales, que se
crean en el seno del pueblo.” Acción Directa Anarquista. Una Historia de
FAU. Tomo IV.
“Según nosotros, todo lo que está
dirigido a destruir la opresión económica y política, todo lo que sirve para
elevar el nivel moral e intelectual de los hombres, para darles la conciencia
de sus propios derechos y de sus propias fuerzas y para persuadirlos de que
defiendan ellos mismos sus propios intereses, todo lo que provoca el odio
contra la opresión y suscita el amor entre los hombres, nos acerca a nuestra
finalidad y por lo tanto es un bien, sujeto solamente a un cálculo cuantitativo
para obtener con determinadas fuerzas el máximo de esfuerzo útil.”. Malatesta.
Pensamiento y acción Revolucionarios.
“Para hacer propaganda hay que estar en medio de la gente, y es en
las asociaciones obreras donde los trabajadores encuentran a sus compañeros y
en especial a aquellos que están mas dispuestos a comprender y a aceptar
nuestras ideas. Pero aunque se pudiese hacer fuera de estas asociaciones toda
la propaganda que se quisiera, esta no podría tener efecto sensible sobre la
masa trabajadora.”. Malatesta. Pensamiento y acción Revolucionarios.
“La expresión “acción
revolucionaria espontánea” puede llevar a confusión. Al menos los
anarcosindicalistas toman buena nota de la observación de Bakunin de que las
organizaciones de trabajadores deben
crear, en el periodo pre-revolucionario “no solo las ideas, sino también los
hechos del futuro”. Los logros de la revolución popular, en España en
particular, se basaron en un paciente trabajo de años de organización y
educación, elementos de una larga tradición de compromiso y militancia (…)
Guerín escribe que “la revolución española había alcanzado cierta madurez tanto
en las mentes de los pensadores libertarios como en la conciencia popular”. Y
cuando, con el golpe de Franco, la agitación del golpe del 36 llevó al
estallido de la revolución social, las organizaciones de los trabajadores
contaban ya con la estructura, la experiencia y la conciencia para emprender la
tarea de la reconstrucción social.”. Apuntes sobre anarquismo. Noam Chomsky,
1970.
“Un
componente esencial de la lucha por transformaciones sociales a todo nivel, en
la búsqueda cotidiana por solucionar las más diversas problemáticas y
necesidades, algunas de ellas sentidas y de carácter urgente que afectan en
todo sentido a nuestro pueblo, es la autogestión, es decir: la gestión autónoma de un colectivo en la realización de una
determinada actividad con sus propias fuerzas y a partir de su propia
iniciativa. Pero nuestra propuesta de gestión de los medios productivos y
de organización de la sociedad lejos está de admitir fines inmediatistas y por
lo contrario va ligado a una lucha finalista que es de largo plazo. Es por
tanto, la auto-organización del trabajo
y los distintos aspectos de la vida social, es la planificación directa, la
auto administración, el autofinanciamiento de las cosas y no tiene fines de
lucro sino un fin social. No obstante no podemos perder de vista que una
autogestión total no se logra sino tras la irrupción de una nueva sociedad que
abra los marcos de condición para su posibilidad. Reconocemos que nos
encontramos en una sociedad adversa para el desarrollo de experiencias de esta
índole, no obstante, no comprender la
validez de experiencias actuales de autogestión en diferentes niveles por no
poder ser estas un modelo integro del ideal que pregonamos, representa ser una
visión idealizada de las cosas. Pero también tenemos en cuenta que muchas
experiencias que se encasillan y/o etiquetan en la “autogestión”, no son sino
pantallas que sirven como legitimación del continuismo capitalista. No hay otra
forma sino siendo protagonistas del desarrollo de estas experiencias, que a
priori no son ni buenas ni malas, si no se apuntalan mediante procesos de
formación ideológica para evitar lo más posible, el desviacionismo en tanto
tales.
Toda herramienta y práctica autogestionaria no debe entenderse
entonces aislada de las luchas populares ni debe carecer de una perspectiva
clasista. Sin esto, aún cuando posean un valor referente como paradigma
alternativo, terminarán reflejando, reproduciendo o acoplándose funcionalmente
al sistema que se pretende superar, quizás algunas, sin lugar a dudas, con las
más sanas intenciones, pero incursionaran entonces por un camino opuesto a la
autogestión. Hay cooperativas que reflejan, aunque no íntegramente, los
principios de autogestión, son estas experiencias que se encuentran en un
proceso autogestionario, aunque por momentos y/o eventualmente se valgan
parcialmente del mercado capitalista para distribuir sus productos y perciban,
sin condicionamientos, un financiamientos de organismos empresariales,
gubernamentales o no gubernamentales, podrán lograr la capacidad de sostenerse
en la línea autogestionaria si mantienen los principios genuinos de la autogestión
y si se sostienen política y orgánicamente independientes y autónomas de estos.
Esta concepción resulta, desde nuestro análisis libertario, un
valor teórico-práctico fundamental para entender las luchas populares desde una
gestión directa, que apuesta a eliminar la propiedad privada y consecuentemente
conquistar la socialización de los medios de producción y decisión política,
todo lo cual comienza desde ahora dando respuestas con experiencias que
muestren la viabilidad en la práctica de las concepciones propugnadas como
verdaderas alternativas, apuntando al desarrollo de estas al margen siempre del
control institucional. Es así que nuestra concepción de
la autogestión, tampoco confunde la cogestión de un conjunto de colectivos del
pueblo organizado, con la co-gestión donde obreros y empresarios participan de
la administración de una empresa, concepción esta más ligada a la conciliación
entre las clases que a la lucha entre estas, aunque una experiencia parcial de
co-gestión muchas veces sirve como avance paulatino hacia una completa
autogestión. Toda práctica
autogestionaria surge teniendo como objetivo el beneficio colectivo y se debe
oponer a la búsqueda de soluciones individuales, ya que implica el llevar
adelante una nueva concepción y una nueva práctica que se asienta sobre valores
de solidaridad y apoyo mutuo popular. “.
A través de la historia han existido
experiencias autogestionarias que son ejemplos insoslayables a la hora de
revisar y enriquecer prácticas de esta índole en el presente. Muchas de estas
experiencias terminaron desarticuladas por políticas hostiles a un desarrollo
directo de la producción en las fábricas y en el campo, y fueron aniquiladas,
muchas veces por la fuerza, o producto
de la ingerencia desvirtuante del poder estatal y nunca por incapacidad del
pueblo o por ineficacia o inviabilidad de llevar adelante en la práctica dicha
concepción. Algunos ejemplos, pero no los únicos, son: las Secciones
Populares en la Revolución Francesa del 1789, así como la Comuna de París del
1871; los Soviet Obreros en la Rusia del 1917; los organismos productivos y
defensivos del campesinado Maknovista en Ucrania hasta el `21; los Consejos
Obreros de las fábricas tomadas en la década del ´20 por los obreros italianos;
las Colectividades campesinas de la España del `36, la Comuna Húngara; etc.
Ninguna de estas experiencias deben dejarse de tener en cuenta como elementos
históricos y genuinos de autogestión, y como aprendizajes importantes tanto
para el presente como para el futuro. Como socialistas libertarios organizados,
vemos en la autogestión, un principio indentitario del anarquismo, principio
templado en las luchas populares con perspectivas transformadoras. Entendemos entonces a la autogestión como
“autogestión popular” y no como prácticas aisladas y autocomplacientes de una
visión idealizada de la misma sostenida en el purismo de los estantes de una
biblioteca, sin tener en cuenta el contexto en el que se llevan adelante. Así
entendida, la autogestión es un componente integrado al concepto de poder
popular y es con la acción directa, la democracia directa y la horizontalidad
que adquiere un sustento real, como parte inseparable de los postulados
históricos del socialismo libertario.”. Principios orientadores e ideas fuerza.
Capitulo 4: Autogestión. Colectivo Socialista Libertario. Uruguay-2009.
Chile es una sociedad en contexto
pos-industrial de economía primario-exportadora y de servicios vinculado a un
mundo de flujo de capital financiero especulativo. A diferencia de las primeras
décadas del siglo XX nuestros barrios no están organizados a partir de la
industria como motor del desarrollo social-local. Los complejos industriales,
fábricas y bodegas se sitúan hoy en la periferia del anillo de la
circunvalación Américo Vespucio teniendo, los trabajadores y trabajadoras, que
trasladarse kilómetros a sus lugares de trabajo, o al centro de Santiago, donde
se desarrollan las actividades de servicios, dificultando el desarrollo de una
vida de barrio y comunidad. Los estudiantes de educación primaria y secundaria,
mantienen un mayor vínculo con sus
barrios dado que solo una parte de ellos se traslada de comuna para estos fines
y aún dependen de la tutela de sus padres, los estudiantes universitarios se
desligan de sus barrios de manera paulatina, tienen mayores niveles de
autonomía individual. Podemos ver que en horario de trabajo y de estudio, son
mayor cantidad de mujeres dueñas de casa, niños y niñas en edad escolar los que
deambulan por las calles y pasajes de las poblaciones (…) también los
desempleados; son los grupos potenciales para organizar.
La organización autogestionaria debe darse en todo nivel. Ante la
imposibilidad de que los grupos de trabajadores agrupados o no sindicalmente
puedan en el presente contexto asumir el control de su actividad productiva, la
autogestión en tanto auto-apropiación, organización y administración de la
fuerza productiva debe comenzar a trabajarse en la mayor cantidad de instancias
posibles, sea en un comité de allegados para fines propagandísticos, en una
organización cultural para conseguir insumos o desarrollando algún tipo de
actividad productiva cooperativa con vecinos en los barrios.
El asistencialismo institucional y el micro-emprendimiento son la base
de nuestra cultura económica, va determinando nuestras decisiones de carácter
político. El cooperativismo perdió su lugar en el desarrollo de alternativa
económica y como forma de proyecto de sociedad, pero sigue siendo la salida mas
potente a los problemas sociales y a eventuales crisis económicas o desastres
naturales; es nuestro mecanismo de sobrevivencia.
La autogestión para esto es fundamental, y debe combatirse con
auto-organización el paternalismo institucional que tiende a instrumentalizar
las necesidades de la población y a profundizar la dependencia popular hacia
los grupos gobernantes, para dotar de verdadera autonomía los espacios en
construcción.
Las organizaciones territoriales
son una necesidad, son el espacio donde poder incubar relaciones sociales de nuevo tipo y para
subsanar factores derivados de la precariedad económica, de habitabilidad o
necesidades sociales educativas; resolver
necesidades con autonomía va generando poder popular. En tanto necesidades,
las iniciativas planteadas de manera sistemática, mas temprano que tarde,
terminan por ser valoradas por la población y promovidas por esta.
Los procesos de acumulación son lentos y derivan de experiencia
organizativa. El rol de los libertarios es la de sistematizar los procesos
y darle continuidad hasta que la tarea de control y desarrollo quede en manos
de la población. En estos casos la organización es una escuela para la
construcción y de-construcción de “cultura política” en que la deliberación
colectiva, el trabajo conjunto, la responsabilidad individual y los elementos
de “politización” prácticos se van haciendo “carne” en nuestros vecinos y
vecinas. Porque organizar significa superar necesidades, superar egos, superar
grupos que estarán en contra de la organización y entrarán a disputar
territorios a veces de mala manera; organizar significa superar las propias
limitaciones, significa ir proponiéndose objetivos e ir cumpliéndolos
colectivamente.
Una organización autogestionada aislada reduce su capacidad de impacto
e ingerencia. El trabajo en red, para el potenciamiento de aquellas
organizaciones que están débiles, o que necesitan reforzar sus procesos es
fundamental. Inclusive, desde el punto de vista financiero, las organizaciones
autogestionadas necesitan en instancias la colaboración de sus pares, no con
cuotas de dinero, sino mas bien en términos de participación en actividades
para estos fines, ayuda a romper el aislamiento y a subir la moral de quienes
organizan, permiten la continuidad de los procesos permitiendo la focalización
militante en las tareas programadas y no en actividades puntuales, a pesar de
que cada instancia sirve como aprendizaje de trabajo colaborativo.
La autogestión no es una herramienta para el populismo, es un mecanismo
de lucha para forjar un pueblo combativo. En Latinoamérica se han sucedido
experiencias que han partido de movimientos que en sus bases tácticas han
planteado la autogestión a modo de desarrollo de bases forjadas en peleas con
la institucionalidad. El movimiento piquetero en Argentina, cocalero en Bolivia
y Sin Tierra en Brasil libraron grandes batallas para solucionar sus
necesidades. Con la autonomía conseguida en instancias de autogestión
territorial lograron convertirse en gobierno. Llegaron al tope de su despliegue
y hoy son los intereses de capitales extranjeros los que copan la agenda (capitales
latinoamericanos y no) y condicionan la política en estas naciones, cooptan a
los sectores mas radicales e inmovilizan a los movimientos sociales. Atrás quedaron
las consignas de soberanía e independencia para los pueblos en Bolivia, de pleno
empleo en Argentina y soluciones territoriales para los millones de desplazados
en Brasil.
Letr(A) Libertaria.