domingo, 23 de septiembre de 2007

Agrupación La Dignidad Rebelde y villa 31 de Buenos Aires: Focos de resistencia en Latinoamérica.

En Argentina, como en todas partes de latinoamérica, las sociedades viven bajo un determinado orden político, político-social y económico: el Estado capitalista, sea neoliberal, "socialista" o mixto. A partir de las múltiples necesidades, derivadas de la pobreza y la marginalidad, se levantan las mas diversas expresiones de resistencia y creatividad revolucionaria.
La Agrupación La Dignidad Rebelde de Argentina, es una de aquellas expresiones nacidas al calor de las necesidades y el amor revolucionario. Nacida el año 2000 "a partir de la necesidad de algunas personas de crear un espacio que se constituya en un colectivo-vehículo para sumar a aquellos dispuestos a ofrecer sus pies, sus manos, su voz, su mirada, su pensamiento y su corazón en la lucha por el cambio social" como lo explican ell@s mism@s en su portal electrónico, han venido desarrollando aspectos teóricos y prácticos para provocar o aportar al cambio social necesario de la sociedad Argentina.

Esta agrupación toma sus desiciones a partir de la acción (auto)crítica y propositiva en base a principios que dicen relación con la autonomía, territorialidad, horizontalidad o democratización, creatividad y articulación.

La ADLR tiene trabajo de base en la villa 31 de Buenos Aires, una zona urbana constituída por extensas zonas de terreno "tomadas" por habitantes de dicha ciudad.

El presente texto está extraído del portal de internet que la agrupación pone a disposición con material de difusión y documentos de teoría para su discusión.

Barrio Ferroviario, Villa 31 (bis).

La problemática social que vive el pueblo latinoamericano tiene, como una de sus expresiones visibles, los asentamientos poblacionales ubicados en las ciudades urbanas, denominados villas “miserias” o villas de “emergencia”.

Las villas constituyen un recorte socio territorial dentro de las grandes urbes, en el que sus pobladores se definen por una pertenencia territorial intralocal.
Podríamos decir que las villas son “ocupaciones irregulares de tierra urbana vacante que: producen tramas urbanas muy irregulares. Es decir no son barrios amanzanados, sino organizados a partir de intrincados pasillos, donde por lo general no pueden pasar vehículos; responden a la suma de prácticas individuales y diferidas en el tiempo a diferencia de otras ocupaciones que son efectuadas planificadamente y en una sola vez; las viviendas son construidas con materiales de desecho, con el tiempo algunos habitantes construyen sus casas de mampostería, aunque, el resultado son siempre viviendas precarias; poseen una alta densidad poblacional; las condiciones habitacionales son de hacinamiento; generalmente cuentan con buena localización, en relación a los centros de producción y consumo, en zonas donde es escasa la tierra; en la Capital Federal se asentaron en tierras de propiedad fiscal; los pobladores las consideraban en sus orígenes un hábitat transitorio hacia un “posible” y anhelado ascenso social; los pobladores son trabajadores poco calificados o informales; sus habitantes son portadores de adscripciones estigmatizantes por parte de la sociedad de su entorno.”
Lic. María Cristina Cravino

La Agrupación La Dignidad Rebelde desarrolla su trabajo de base en la villa de Retiro, Ciudad de Buenos Aires (Argentina).

La villa de Retiro esta ubicada entre los límites de la Estación Terminal de Ómnibus de Retiro, las vías férreas del tren General San Martín, la Av. Presidente Ramón Castillo y la calle N° 12.
Específicamente se realiza el trabajo popular en el Barrio Ferroviario de la Villa 31 (bis) de Retiro. Ferroviario por que su ubicación se encuentra junto a las vías férreas que llegan a las Estaciones de Retiro y 31 (bis) hace referencia a que se encuentra al lado de la histórica “Villa 31” que tiene su origen en la década del 40 por asentamientos de trabajadores, en su mayoría portuarios y ferroviarios.

El crecimiento de las villas, en general, da cuenta del incremento de la pobreza en la década del `90 causada por las políticas acordadas en el Consenso de Washington. Llámense liberalización económica, privatización de las empresas estatales, desregularización del mundo del trabajo y descentralización de los servicios sociales.

En la villa 31 (bis) de Retiro viven aproximadamente 9.000 personas en su mayoría niños y niñas.

En el barrio habitan niñas, niños, jóvenes, adultos, ancianas y ancianos que han llegado a la ciudad de Buenos Aires desde tierras muy lejanas y muy distintas a ésta. Han dejado atrás campos, montañas, valles, pueblos, personas queridas e historias vividas huyendo del hambre, la desesperación, la miseria, el sufrimiento. Aquí han llegado, trayendo sus colores, sus ritmos, sus bailes, sus sabores, sus saberes, sus culturas, sus tonadas, sus lenguas, sus sueños y su memoria.

La población adulta en general no tiene un trabajo estable y formal; hacen “changas”, son cartoneros, y algunos son beneficiarios del algún plan laboral del gobierno. Aquellos que tienen trabajo, lo tienen en una situación de explotación laboral, con sueldos que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas del grupo familiar; las cargas horarias son muy extensas, sin ningún tipo de descanso; además al no estar en blanco no tienen cobertura médica ni social.

Por todas partes, en las casas, las calles y los pasillos, las canchitas, los comedores, hay niños y niñas que andan como bandadas de pájaros. Sin embargo, a diferencia de estos, ellos y ellas no pueden volar libres.

Tienen el poder de modificar su entorno y convertir un palo en un caballo, una caja en un auto, un dibujo en la más bella de las obras de arte. Los niños y las niñas son protagonistas de cuentos de amor, aventura, misterio, suspenso, pero los son en historias ficticias. La realidad se encarga de negarles la posibilidad de ser chicos y chicas.
No pueden vivir su infancia y adolescencia, porque sistemáticamente el sistema capitalista viola sus derechos.

Los niños y las niñas de la villa viven inmersos en múltiples problemáticas: analfabetismo, expulsión del sistema escolar, desnutrición, explotación laboral, drogadicción, alcoholismo, maltrato y discriminación. Todos ellos y ellas están excluidos de sus derechos: a jugar y divertirse, a descansar, a estar bien alimentados, a expresarse y dar su opinión, a recibir amor, a tener una vivienda confortable, a educarse, a poder tener acceso al hospital o una salita de emergencias…

Los niños y las niñas viven en una sociedad adultocéntrica. Toda esta hecha y pensada desde y en función de los adultos. Se les imponen y asumen responsabilidades y roles de adultos. Por ejemplo, muchos chicos y chicas trabajan, saliendo a recorrer la ciudad juntando cartones y latas, abriendo las puertas de los taxis, mendigando, vendiendo artículos en subtes y trenes. Además de estas modalidades de trabajo infantil, existen otras que las realizan especialmente las niñas, “cargando” con su condición de género. Son ellas quienes trabajan dentro de sus casas, teniendo que cocinar, limpiar la casa y lavar la ropa de toda la familia, o sino quedando a cargo del cuidado de sus hermanitos o mayores.

La vulneración de los derechos del niño y la niña impactan en su crecimiento y desarrollo de tal forma que condicionan el presente de los niños y las niñas, pero también su futuro que es nuestro también.


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