martes, 14 de octubre de 2008

Sobre marcha del pueblo mapuche día 12 de octubre de 2008.




Un impecable acto político cultural invadió la avenida principal de la ciudad de Santiago de Chile la tarde del 12 de octubre, para repudiar, entre otras cosas, el día en que comenzó, hace 516 años, la conquista y la usurpación de territorios en manos del reino de España en América.

Este acto que se realiza hace muchos años ha ido in crescendo en número de adherentes y se ha transformado en una fiesta que representa no solo a la diversidad de organizaciones y colectivos mapuche autonomistas de la capital, sino que aglutina a amplios y variados sectores de la izquierda autónoma, anarquistas, individualidades libertarias, colectivos animalistas, colectivos artísticos representativos de otros pueblos contenidos en este territorio denominado Chile, grupos sociales como la Garra Blanca, centros culturales y por supuesto, por que no decirlo, a organizaciones de izquierda que aprovechan el espacio para hacer proselitismo político.

Las reivindicaciones históricas del pueblo mapuche no son muy distintas a las que por años y años hemos estado escuchando, a decir: Autonomía y autodeterminación, devolución de las tierras usurpadas maquinalmente por terratenientes bajo el amparo de la jurisprudencia chilena, como fondo; cese del hostigamiento policíaco-comunicacional del estado y los monopolios de comunicación privados y de gobierno en territorio mapuche, condena de cárcel a los policías asesinos de Matías Catrileo y Jonnhy Cariqueo, detención de proyectos hidroeléctricos en distintos lugares de su territorio, fin a la ola de montajes judiciales y un largo etcétera de abusos, como forma, que hacen de la lucha de este pueblo-nación, una contienda que sensibiliza también a bastos sectores de la sociedad chilena, que genera una suerte de unidad hacia la izquierda, pero a su vez, una reacción hacia la derecha.

Sin importar que los medios de comunicación instrumentalicen una lucha política en favor de los intereses del capital nacional y extranjero, hipotecando cultura y recursos naturales, más de cinco mil personas nos dimos cita para renovar nuestros compromisos de lucha contra el estado y el capital. Así, una maratón de bailes, comida, documentos audiovisuales, vestimenta mapuche y de otras etnias y luchas, mujeres embarazadas, niñas y niños, adultos mayores, extranjeros, un sinnúmero de prensa alternativa nacional e internacional demostramos una vez más que la unidad va en aumento, que la dirección es correcta, sin desconocer por supuesto que ésta confluencia adolece de muchos vicios, confusiones, egoísmos y sectarismos.

Así vemos que se avanza hacia la transformación, sentimos y construimos, en lo más profundo de nuestros corazones, poblaciones, colegios, universidades y lugares de trabajo que solo la unidad de los explotados y oprimidos terminará por ser el eje articulador de una nueva sociedad (…) esa sociedad que hoy en día es muy difícil siquiera pensarla, más aún, vivirla, pero nunca imposible.
Por Ramón

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