Como antes lo hiciéramos con un par de solemnes columnistas de La Segunda, el escritor Jorge Edwards y el historiador Gonzalo Vial, en esta oportunidad desnudaremos a otro ortodoxo del capitalismo neoliberal y flamante samurai de la derecha económica de este Chile tristemente hegemonizado por dicha posición ideológica que además de ser una doctrina económica, es un patrón cultural de comportamiento social.
Sergio Melnick, sí, el mismo, el gordito que se ofusca en Chilevisión a la hora de comentar la política de la administración Bachelet y que no vacila en des-envainar su espada para abrirle paso al que se perfila como la carta presidencial de la derecha, el mega empresario (y jefe a la vez) Sebastián Piñera.
Corría el año 1987 y el dictador genocida nombraba como ministro de ODEPLAN al treintón Melnick , se unía al equipo técnico junto al célebre Chicago Boy y ex carta presidencial de la derecha en las elecciones presidenciales de 1990, Hernán Buchi.
También como muchos personeros de la concertación, este empresario estudió absolutamente gratis en la Universidad de Chile, titulándose de Ingeniero Comercial en pleno gobierno de la UP, realizando posteriormente un doctorado en la UCLA (EE.UU) en Ciencias de la Planificación.
Defensor de la política económica de Pinochet, argumenta y defiende con dientes y uñas, los “grandes” mecanismos de asistencia y seguridad social implementados por Pinochet y que hoy conocemos, a decir: La increíble bien ponderada ficha CAS, la inmejorable y creíble encuesta CASEN y el manejo del concepto de subsidiariedad en la política social del régimen. Ahora bien, lamentablemente para sus pretensiones, sabemos que tales “herramientas” de asistencia social solo han servido para controlar la cuestión social, estabilizar la institucionalidad, evitar la organización popular que intentaba soslayar las necesidades de carácter económico y permitir de esta forma el ingreso de inversión extranjera en nuestro país, además de enmarcarse dentro del proceso de “traspaso” de la administración política y económica hacia la concertación, cosa que el ex ministro asevera “La campaña de Hernán Büchi fue un saludo a la bandera. Ellos tenían todo negociado con la Concertación” (1). Recuerdo que me llamaron para pedirme que; los mecanismos de medición de pobreza sirven solo para ajustar la política económica y justificar el presupuesto destinado al denominado gasto público, sin que se generen cambios reales en términos de calidad de vida para los sectores populares. Lo del subsidio, es solo para los grandes capitales.
De vuelta a la esfera pública, aunque de manera parcial, el hoy empresario y panelista del canal de Piñera, encontró en Tolerancia Cero una excelente trinchera para expandir su ideario Neoliberal y darle con todo a “la doña”.
Absolutamente partidario del lucro en educación, por extensión, de la gestión empresarial del conocimiento ( mayor producción al menor costo posible) y por esto mismo, de la perpetuación de la desigualdad creada por la diferencia en los ingresos y la competencia por el acceso a “mejores servicios” (…) “El foco de la discusión pública y presidencial fue el lucro -refiriéndose al comité asesor de Educación- o en palabras menos ideológicas, el emprendimiento y la innovación en educación. Curioso, porque el lucro es probablemente el mejor predictor de calidad”(2). Con su fluida retórica intenta hacernos creer que solo el aumento de la demanda es símbolo real de lo que ambiguamente se entiende por calidad, claro está que las instituciones privadas de educación no son per se, símbolos de excelencia (como tampoco lo son las “públicas”, dicho sea de paso). Otro debate es el que dice que está demostrado que a mayor cantidad de ingresos, mejores condiciones para la educación, lo que debería traducirse en mejores evaluaciones académicas, mayor posibilidad de acceder a estudios superiores, de aumentar ingresos y finalmente lograr una supuesta mejora en la calidad de vida (3), el ejercicio inverso es absoluta y lamentablemente claro y negativo para los sectores populares.
Posiblemente, en un eventual gobierno de Piñera, Sergio Melnick será, samurai y cercano asesor del político de Renovación Nacional, cosa que no sería difícil de pensar considerando la preparación y experiencia que adquirió junto a su “tío regalón”, el muy bien fallecido Dictador Augusto Pinochet Ugarte.
Así que si es aficionado a los programas de política (que brillan por su ausencia, claro) le recomendamos no ver a este aparentemente simpático, demócrata, pluralista y tolerante panelista pues detrás de su técnico y coloreado discurso, se esconden los profundos deseos de extirpar toda resistencia al modelo Neoliberal, lo que significa para la derecha y para Sergio Melnick por supuesto, hacerle la vida aún más imposible a la clase trabajadora de Chile.
Sergio Melnick, sí, el mismo, el gordito que se ofusca en Chilevisión a la hora de comentar la política de la administración Bachelet y que no vacila en des-envainar su espada para abrirle paso al que se perfila como la carta presidencial de la derecha, el mega empresario (y jefe a la vez) Sebastián Piñera.
Corría el año 1987 y el dictador genocida nombraba como ministro de ODEPLAN al treintón Melnick , se unía al equipo técnico junto al célebre Chicago Boy y ex carta presidencial de la derecha en las elecciones presidenciales de 1990, Hernán Buchi.
También como muchos personeros de la concertación, este empresario estudió absolutamente gratis en la Universidad de Chile, titulándose de Ingeniero Comercial en pleno gobierno de la UP, realizando posteriormente un doctorado en la UCLA (EE.UU) en Ciencias de la Planificación.
Defensor de la política económica de Pinochet, argumenta y defiende con dientes y uñas, los “grandes” mecanismos de asistencia y seguridad social implementados por Pinochet y que hoy conocemos, a decir: La increíble bien ponderada ficha CAS, la inmejorable y creíble encuesta CASEN y el manejo del concepto de subsidiariedad en la política social del régimen. Ahora bien, lamentablemente para sus pretensiones, sabemos que tales “herramientas” de asistencia social solo han servido para controlar la cuestión social, estabilizar la institucionalidad, evitar la organización popular que intentaba soslayar las necesidades de carácter económico y permitir de esta forma el ingreso de inversión extranjera en nuestro país, además de enmarcarse dentro del proceso de “traspaso” de la administración política y económica hacia la concertación, cosa que el ex ministro asevera “La campaña de Hernán Büchi fue un saludo a la bandera. Ellos tenían todo negociado con la Concertación” (1). Recuerdo que me llamaron para pedirme que; los mecanismos de medición de pobreza sirven solo para ajustar la política económica y justificar el presupuesto destinado al denominado gasto público, sin que se generen cambios reales en términos de calidad de vida para los sectores populares. Lo del subsidio, es solo para los grandes capitales.
De vuelta a la esfera pública, aunque de manera parcial, el hoy empresario y panelista del canal de Piñera, encontró en Tolerancia Cero una excelente trinchera para expandir su ideario Neoliberal y darle con todo a “la doña”.
Absolutamente partidario del lucro en educación, por extensión, de la gestión empresarial del conocimiento ( mayor producción al menor costo posible) y por esto mismo, de la perpetuación de la desigualdad creada por la diferencia en los ingresos y la competencia por el acceso a “mejores servicios” (…) “El foco de la discusión pública y presidencial fue el lucro -refiriéndose al comité asesor de Educación- o en palabras menos ideológicas, el emprendimiento y la innovación en educación. Curioso, porque el lucro es probablemente el mejor predictor de calidad”(2). Con su fluida retórica intenta hacernos creer que solo el aumento de la demanda es símbolo real de lo que ambiguamente se entiende por calidad, claro está que las instituciones privadas de educación no son per se, símbolos de excelencia (como tampoco lo son las “públicas”, dicho sea de paso). Otro debate es el que dice que está demostrado que a mayor cantidad de ingresos, mejores condiciones para la educación, lo que debería traducirse en mejores evaluaciones académicas, mayor posibilidad de acceder a estudios superiores, de aumentar ingresos y finalmente lograr una supuesta mejora en la calidad de vida (3), el ejercicio inverso es absoluta y lamentablemente claro y negativo para los sectores populares.
Posiblemente, en un eventual gobierno de Piñera, Sergio Melnick será, samurai y cercano asesor del político de Renovación Nacional, cosa que no sería difícil de pensar considerando la preparación y experiencia que adquirió junto a su “tío regalón”, el muy bien fallecido Dictador Augusto Pinochet Ugarte.
Así que si es aficionado a los programas de política (que brillan por su ausencia, claro) le recomendamos no ver a este aparentemente simpático, demócrata, pluralista y tolerante panelista pues detrás de su técnico y coloreado discurso, se esconden los profundos deseos de extirpar toda resistencia al modelo Neoliberal, lo que significa para la derecha y para Sergio Melnick por supuesto, hacerle la vida aún más imposible a la clase trabajadora de Chile.
EL pueblo sabe resolver sus problemas!!
Ni allendismo, ni dictadura militar, ni tecnocracia!!
Arriba el pueblo organizado!!
(1) Revista Qué Pasa, Edición del 27 de Octubre de 2006.
(2) Extraído de su artículo “De nuevo mirando al futuro por el retrovisor” en la edición del 26 de Noviembre de 2007 del Diario La Segunda.
(3) El objetivo de esa aseveración no es otra que hacer una proyección del carácter de la educación bajo la visión ideológica que abraza Melnick para la educación en Chile, no significa en ningún caso una opinión en favor de dicha visión sobre educación.
(2) Extraído de su artículo “De nuevo mirando al futuro por el retrovisor” en la edición del 26 de Noviembre de 2007 del Diario La Segunda.
(3) El objetivo de esa aseveración no es otra que hacer una proyección del carácter de la educación bajo la visión ideológica que abraza Melnick para la educación en Chile, no significa en ningún caso una opinión en favor de dicha visión sobre educación.
