viernes, 31 de agosto de 2007

Opinión acerca del conflicto de los trabajadores, movilizaciones y contingencia política.


1.-El movimiento sindical en Chile presenta un retroceso en cuanto al número de fuerza de trabajo sindicalizada desde la época de la Unidad Popular. Esto significa que los grados de conciencia social han disminuido y que el despliegue de políticas clasistas por parte del estado en términos de normativa laboral, han hecho retroceder casi a su mínima expresión el grado de influencia de éstos, en lo social y en lo político. Según lo anterior entonces, dentro de una lógica de lucha de clases, la estructura política estatal en su desarrollo histórico, termina por "tragarse" una organización en sus principios clasista, pero que aún no termina por transformarla en inútil absolutamente como herramienta para la lucha.

2.- La legislación no permite mayor acción de los sindicatos en ninguna esfera de la vida social ni laboral, ni mucho menos en la política. Lamentablemente, las leyes regulan la vida social en todas las dimensiones de ésta. Espero no se piense que somos acérrimos defensores de la legalidad o de la burocracia actuales, pero somos de la idea de que cualquier planteamiento innovador, o “nueva” apuesta lógica de lucha, debe tener en cuenta las condiciones LAMENTABLES de legalidad que se nos impone por fuerza. Los aparatos estatales están al servicio de los gobiernos de turno, esto es una verdad, pero en las actuales condiciones históricas, la lucha organizada en las poblaciones tampoco alcanza para desestabilizar al régimen actual, seamos realistas; las organizaciones populares están en desarrollo y ese desarrollo no debe ni puede ser independiente de la lucha que se da en los puestos de trabajo. Plantear de facto una autonomización de las políticas sindicales, o enfocarse solo en un área de trabajo, considerando la amplia gama de esferas sociales que existen en nuestro quehacer social, hoy, es un acto suicida, en circunstancias que se debe actuar tácticamente, además, deben generarse los cambios en la legislación laboral que permitan el crecimiento de las organizaciones sindicales, como así también, debemos fomentar y fortalecer la organización en las poblaciones ya que la problemática social de los sectores marginales, no se termina de la noche a la mañana con una aumento de sueldos.

3.-Las manifestaciones de los pescadores artesanales de Valparaíso suceden después de un par de reuniones con los administradores municipales para tratar el tema de la pesca de merluza. Debieron, por necesidad dialéctica de la lucha, actuar de esa forma para detener el descarado despliegue de la mega industria pesquera, es por eso que recurrieron a la barricada, única manera de exponer mediáticamente el problema y forzar el decreto de veda, decreto que por lo demás debe ser municipal. Lo anterior no significa que los pescadores vayan a comenzar una estrategia de comercialización fuera de una lógica de mercado ni nada que se le parezca, se debe separar la idealización de lo políticamente posible, aunque nos duela.

4.-Tal como sucedió en el gobierno de la Unidad Popular, sectores de la actual izquierda oficial están mostrando su descontento por las líneas generales del gobierno de Bachelet en materia económica y obviamente, los más beneficiados en un sistema político representativista y electoral podrían ser la socialdemocracia, la centroderecha y la derecha. Las velocidades, la manera y el fondo en el proceso de construcción de este, algún tipo de "socialismo", son los que se están enfrentando entre sí dentro de la concertación. El enemigo de clase saca dividendo de éstos pequeños conflictos al interior de la coalición de gobierno fomentando el divisionismo, en situaciones donde solo corresponde a un pequeño sector dentro de ésta y que se muestra públicamente un tanto más cargado a la izquierda de la "izquierda".

5.-Ninguna movilización es espectáculo por tanto representa, querámoslo o no, a un segmento importante de la población que atiende sus asuntos de manera frontal, esté dentro de un sindicato o en un comité de deudores habitacionales o en cualquier otra organización popular de alguna otra índole. Es un error juzgar tal o cuál movilización sin tener presente las características del sujeto protestante en tanto condiciones socio-culturales y económicas que condicionan su acción, sobre todo si estamos en un sistema político y cultural marcadamente representativo; proponer otro tipo de objetivos que no sean los económicos en una instancia primordial, es idealizar un movimiento antes que entender la necesidad económica de su génesis, motivación principal de la mayoría de los actos de protesta del último tiempo.

6.-Luego de los acontecimientos del 29 de Agosto, no podemos sino aborrecer la maquinación de los medios de comunicación por el despliegue informativo orientado a deslegitimar la movilización social de ese día. Todos los canales centraron su atención en los enfrentamientos entre pacos y manifestantes en la Alameda (provocados por el gobierno ante la no autorización de la marcha y materializados por Carabineros dado el mandato de la autoridad) y los saqueos a pequeños comerciantes en las comunas periféricas de Santiago. Las mujeres fuertes de la concertación, Bachelet y Alvear, llaman a tener fidelidad para con el gobierno a sus “díscolos” parlamentarios e intentan convencer de que éste ha sido el año de mayor gasto en políticas sociales o públicas. Señoras, señores, el debate no es la violencia ni la imagen de país emprendedor y en vías de desarrollo, el debate está en mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de la clase trabajadora, que es la que mantiene al país con altos porcentajes de crecimiento macroeconómico gracias a condiciones miserables de subsistencia.

En consecuencia, no solo es importante participar en las movilizaciones que se aproximan, sino que además, se debe elegir entre ser actor protagonista de los tiempos que estamos viviendo o tomar el lugar de un simple receptor sin voz de las decisiones políticas que otros toman por nosotros. Es necesario fortalecer la organización sindical, la poblacional y planificar estratégicamente la unidad de la clase ante el nuevo escenario político y económico que se avecina. En la medida que tengamos la disposición para actuar en conjunto podremos saber, en la acción, si podemos estirar este proceso hacia niveles de autonomía deseables.

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