jueves, 16 de agosto de 2007

Las siguientes opiniones son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten (y también de quienes les encontramos razón).


En ocasiones, cuando nos creemos capaces de interpretar la realidad, de manera parcial o general, pensamos, sentimos y en ocasiones reaccionamos conforma a los estímulos que provoca todo aquellos que hemos captado. Esto es verdad, aunque también lo es el echo de que en ocasiones nos es muy dificil decirlo, mucho más decirlo en un texto escrito.
Es en estas situaciones cuando encontramos a compañeros o compañeras que tienen mayor facilidad para la exposición que nosotros mismos. A continuación, un fragmento extraído de un texto comprado a compañeros argentinos que trabajan en la editorial Tierra del Sur (cooperativa autogestiva de trabajo) en uno de los viajes de un miembro del Grupo Editor de Letra Libertaria, por tierras trasandinas.

“En la sociedad burguesa, el universo considerado político es limitado y restringido. Tiene que ver fundamentalmente con el estado y con los partidos políticos. Entonces, cuando las personas hablan de que están haciendo política, generalmente se están refiriendo a actividades desenvueltas y desarrolladas en éstas instituciones.

Lo interesante es que dentro de ésta visión, propia tanto de la izquierda como de la derecha, disfraza el modo de cómo realmente la sociedad se organiza, esto es, como red de relaciones de poder autoritario se explaya no solo por las instituciones políticas sino por todas las relaciones sociales.

Entonces, las relaciones de poder, en otras palabras, las relaciones de dominación, son las que tejen la sociedad. Y este hilo, que hace y rehace la sociedad burguesa, necesita pasar, para hilvanarla bien, no solo por el estado, partidos políticos o sindicatos, sino también por la familia, escuela, relaciones amorosas, etc. De este modo las personas hacen política todo el tiempo, en casa, en familia, en el trabajo, en la escuela, en su tiempo libre. Y no solo cuando votan o participan de una reunión sindical, o de una asociación barrial, como nos quieren imponer las visiones tradicionales.

Esa tentativa de hacer de la política un instrumento específico de acción tiene amparo ideológico, es una forma de esconder la política en campos supuestamente neutros. Es la forma también – y ahí está su participación ideológica característica- de actuar conforme a las necesidades de la sociedad burguesa, que hace todo para “despolitizar” la mayoría de las relaciones sociales y así mantener un velo sobre sus contenidos de dominación.

Es el caso de las actividades privadas, en oposición a las actividades públicas. Todo se hace para que aquellas no sean entendidas como políticas, aunque envuelvan altas relaciones de poder.

Interesante también es otra faceta de la ideología de la despolitización: los que se dicen apolíticos, no se comprometen en actividades políticas convencionales y caen ingenuamente en la ideología de la despolitización. No es difícil imaginar como los apolíticos son una necesidad política de la sociedad.”

Extraído de la publicación “Utopía y pasión: La política de lo cotidiano". Fausto Brito y Roberto Freire.

Publicado por Editorial Tierra del sur, Cooperativa autónoma de trabajo. Barracas, Buenos Aires, Argentina.

Fausto Brito, Sociólogo y profesor de Ciencias políticas en Bello Horizonte, Brasil.
Roberto Freire, Endocrinólogo y Psicoanalista brasilero.

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